Elegancia, calma y lujo a partes iguales. Estas son las primeras palabras que vendrán a tu mente al pensar en el madrileño Hotel Orfila. Junto al Hotel Heritage, son los únicos en la capital que se encuentran dentro de la selecta asociación Relais & Châteaux que recoge hoteles y restaurantes de lujo a nivel mundial.
El singular Orfila se ubica en un palacete reconvertido en remanso de paz en pleno centro de Madrid y cuenta con diferentes ambientes para disfrutar de su alta gastronomía.
Ya he mencionado en numerosas ocasiones de la delicia para los sentidos que son el Salón de Té y La Terraza. Tanto el café de media mañana, como la hora del té o la merienda son momentos ideales para desconectar del ruido de la gran ciudad y disfrutar de este rincón único.
Pero hoy te quiero hablar del restaurante El Jardín de Orfila, que ya cuenta con 1 Sol Repsol. Un ambiente exclusivo, en el que Lorenzo Castillo ha intervenido para redecorar la sala y sumar un punto de modernidad a la elegancia innata del lugar, que nos recuerda a clásicos ingleses e italianos.
Antes de sentarnos a la mesa, hacemos parada en el bar del hotel. En él nos deleitamos con su mítico cocktail Orfila (a base de whisky escocés y vermut rojo) acompañado de su impar aperitivo de abalón encurtido en jengibre con changurro, mayonesa especiada, caviar cítrico, crujiente de bacalao y aire encurtido.
Un comienzo inmejorable. Tras el aperitivo, pasamos a la sala del restaurante. Me encanta su exquisito servicio. Intachable y cuidado, pero sin excesos. Exquisita vajilla, bajoplatos de plata y mantelería de hilo en un ambiente selecto y discreto.
Para abrir boca, degustarás el aperitivo de la casa, destacando un clásico de Mario Sandoval, el macaron. Y es que el Chef de Humanes, además de su galardonado restaurante Coque, es el Chef Ejecutivo de El Jardín de Orfila.
A mediodía puedes optar por el Menú Ejecutivo, el excelso Menú Degustación u optar por los platos de la carta que más se adapten a tus gustos.
Los platos que ves en esta publicación son algunos de los más representativos de su carta. De los entrantes, destacan los carabineros envueltos en yuca, salsa de soja con jarabe de arce y pimienta negra. Un sabor potente el de los carabineros con la salsa, que combina a las mil maravillas con el crujiente de la yuca.
De cualquier manera, mi entrante favorito es el ravioli de boletus con verduritas y salsa demi-glacé. La textura suave del ravioli se funde delicadamente con el interior de hongos y productos de la tierra. Así, en este plato, vamos claramente el sello Sandoval: extraordinarias materias primas, manteniendo los sabores tradicionales, pero dándole un toque de modernidad.
Y, si nos centramos en los principales, las mejores carnes y pescados salen de los fogones de la cocina del Orfila. Sin embargo, la suprema de pichón con su estofado, puré de castañas y setas de temporada me parece ideal para esta época del año. Además, es un clásico de la casa junto al mítico cochinillo confitado sobre terrina de vegetales ahumados y encurtidos.
La ventresca de atún de Almadraba, así como la lubina salvaje son dos fabulosas opciones si prefieres pescado como plato principal.
¡Ah! Ni qué decir tiene que sus panes (incluido el integral) son de sobresaliente. Cuenta con una selecta bodega y, por supuesto, deja sitio para el postre. El dilema estriba en dilucidar con cuál quedarse…
Esta tarta de zanahoria es todo un acierto: suave, cremosa, jugosa y dulce al punto justo. Y sus mignardises de chocolate, con los que concluirás esta experiencia gastronómica, son altamente adictivos.
Por cierto, además de los excelentes almuerzos y veladas en el restaurante, también ofrecen un magnífico brunch todos los domingos.
Y, si lo que estás buscando es el lugar ideal para celebrar con tus familiares y amigos las cenas de Nochebuena y Nochevieja, ya puedes parar de indagar. El Jardín de Orfila tiene preparados dos suculentos menús para que disfrutes de dos de las noches más especiales del año.
Orfila tiene magia… Avisad@ estás